La dieta atlántica se presenta como una opción nutritiva y moderna, destacando sus beneficios, siendo una alternativa a la dieta mediterránea.
Un estudio publicado en JAMA Network revela que la dieta atlántica puede reducir el riesgo de síndrome metabólico, que incluye factores como la presión arterial alta y la obesidad, afectando aproximadamente al 25% de la población adulta, destacando la importancia de la dieta atlántica por su base en alimentos frescos y de temporada, junto con un alto consumo de verduras, legumbres y pescados.
La dieta mediterránea ha sido reconocida durante años como uno de los patrones alimentarios más saludables, caracterizada por el consumo de frutas, verduras, pescados, mariscos y aceite de oliva. Sin embargo, la dieta atlántica, con raíces en los pueblos celtas del arco atlántico europeo, ha cobrado relevancia recientemente, especialmente tras un estudio que sugiere que quienes la siguen tienen un menor riesgo de enfermedades crónicas.
La dieta atlántica se distingue por su enfoque en alimentos locales y frescos, con un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, papas y cereales integrales. A diferencia de la dieta mediterránea, que se basa en la pasta, la dieta atlántica prioriza las papas. El uso de técnicas culinarias simples, como hervir y cocinar al vapor, resalta la frescura de los ingredientes, evitando frituras y salsas que enmascaren los sabores naturales.
Además, la dieta atlántica incluye un mayor consumo de pescados y mariscos, así como de lácteos, y se enfoca en el consumo moderado de vino en lugar de cerveza. Aunque ambas dietas comparten similitudes en su estructura, la dieta atlántica incorpora más verduras del género brassica, que son beneficiosas para la salud.
La dieta atlántica, aunque similar a la mediterránea en muchos aspectos, presenta características únicas que pueden ofrecer ventajas significativas para la salud. La inclusión de una variedad de alimentos frescos y técnicas culinarias simples contribuye a su eficacia en la prevención de enfermedades crónicas.
Recomendaciones:
Consume al menos cinco porciones de frutas y verduras al día.
Opta por cereales integrales en lugar de refinados.
Realiza actividad física regularmente para complementar una dieta saludable.
Limita el consumo de alimentos procesados y azúcares añadidos.
