Un innovador tratamiento ha permitido a un paciente dejar de depender de insulina y medicación oral tras 25 años de diabetes tipo 2.
Un equipo de investigadores de China ha realizado un avance significativo en el tratamiento de la diabetes tipo 2, logrando curar a un paciente mediante una terapia celular. Este tratamiento consiste en la implantación de células que reemplazan a las dañadas por la enfermedad, según un estudio publicado en la revista Cell Discovery.
La diabetes es un trastorno metabólico crónico que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre, lo que puede provocar complicaciones graves a largo plazo. La diabetes tipo 2, que afecta al 90% de los diabéticos, ocurre cuando el páncreas no produce suficiente insulina.
El caso reportado involucra a un hombre de 59 años que había padecido diabetes tipo 2 durante 25 años. A pesar de un trasplante de riñón en 2017, su control glucémico era deficiente, requiriendo múltiples inyecciones de insulina diarias. En julio de 2021, el paciente recibió una implantación de células similares a los islotes pancreáticos, creadas a partir de sus propias células madre. Tras 11 semanas de tratamiento, dejó de necesitar insulina externa y, un año después, ya no requería medicación oral para controlar su glucosa.
Los investigadores destacan que la función de los islotes pancreáticos del paciente se restauró, marcando un avance notable en la medicina regenerativa. Sin embargo, expertos resaltan que es necesario realizar más estudios con otros pacientes para validar estos resultados.
Este avance abre nuevas posibilidades en el tratamiento de la diabetes, ofreciendo esperanza a millones de personas que padecen esta enfermedad, sino que también podría transformar el enfoque hacia el tratamiento de la diabetes en general.
La terapia celular presentada por los científicos chinos representa un hito en la lucha contra la diabetes tipo 2, mostrando que es posible restaurar la función pancreática y eliminar la dependencia de insulina y medicación.
Recomendaciones:
Realizar chequeos médicos regulares para monitorear los niveles de glucosa.
Adoptar hábitos alimenticios que favorezcan la salud metabólica.
Evitar el sedentarismo mediante actividad física constante.
